El ser humano es emocional por naturaleza, lo cual quiere decir que gran parte de las respuestas a los impulsos que lo afectan son en realidad emociones o actitudes que no controla en su totalidad. Una emoción es una reacción no controlada ni sistemática que pertenece a la parte "sensible", por así llamarla, que cada ser humano posee dentro de sí.
Existen diversas teorías alrededor de la investigación emocional y de las diversas formas en las que las mismas emociones se expresan o manifiestan. Tal es el caso de la división señalada por Wundt, quien describe las respuestas emocionales en tres dimensiones; agrado/desagrado, calma/excitación, relajación/tensión. Otra teoría clave sería la propuesta por Ekman y sus colaboradores, quienes lograron identificar 6 emociones denominadas como pimarias o "universales" pues se presentan facialmente de igual forma en cualquier ser humano sin importar raza, credo, nacionalidad o género; sorpresa, temor, repugnancia, enojo, felicidad y tristeza.
Plutchik generó una rueda donde colocó cada emoción considerada como primaria en el centro, a partir de las cuales o de su unión, dicho de forma más específica, se producen las emociones secundarias. Esto quiere decir que al centro se encuentran el enojo, la alegría, la esperanza, la repugnancia, la pena, la sorpresa, el temor y la aceptación; una vez que se genera la combinación entre dos de éstas, se obtiene lo señalado previamente como emociones secundarias. Las emociones secundarias son: el optimismo (esperanza+alegría), el amor (alegría+aceptación), la sumisión (aceptación+temor), el temor reverente (temor+sorpresa), la decepción (sorpresa+pena), el remordimiento (pena+repugnancia), el desprecio (repugnancia+enojo) y la agresividad (enojo+esperanza).
Una de las misiones claves del cine es la transmisión de ideas que generen, a través de un canal audiovisual, una serie de emociones como respuesta a las imágenes producidas. No se trata solamente de contar una historia, sino de provocar o incitar una experiencia estética, por así decirlo, en el espectador entendiendo como esa experiencia a todas las emociones que éste podría manifestar.
Partiendo de este último punto, se vuelve interesante señalar una serie de películas donde, a través de ciertas escenas "clave", se producen las diferentes emociones que experimenta el espectador.
En la película "Filadelfia" se encuentra a un homosexual enfermo de sida el cual ha sido despedido de su trabajo por la simple y sencilla razón de ser portador de esta enfermedad. A lo largo de toda la cinta, el espectador pasa por un torbellino de emociones, en su mayoría amargas, para finalmente encontrar un respiro de aceptación anticipado. Desde el momento en que se revela la situación de salud del protagonista, empieza una suerte de anticipación por parte del espectador pues se entiende que tarde o temprano este héroe tendrá que morir; a la par que la historia se desenvuelve presentando a sus colegas de trabajo y la forma en la que lo tratan se experimenta un nivel alto de enojo y repulsión hacia esos personajes, en general si esas escenas de rechazo se proyectan a la sociedad es muy probable que una sensación de decepción y tristeza invada a uno mismo por completo. El remordimiento entra cuando se entiende en la película que el contexto que la envuelve es el principio de los años '90 en donde la mayoría de las personas no contaba con información veraz y objetiva sobre esta terrible enfermedad, se comprende entonces que la cinta está reflejando actitudes que no son tan lejanas a la realidad de los seres humanos. Al momento en que las agresiones verbales hacia el protagonista aumentan, se experimenta un total y poderoso desprecio en contra de todos esos personajes que no pueden abrir su mente ni su sensibilidad, este hombre está ya muriendo y lo único que le queda al espectador es aceptar que ha terminado su tiempo pero su lucha no ha sido en vano logrando ganar una demanda en contra de su antigua compañía. Un fuerte rayo de optimismo se filtra una vez que se revela la última escena donde la pareja del protagonista está presentando la fundación que crea con el dinero entregado a este último antes de morir, la cual tiene como misión ayudar e informar a pacientes VIH positivo.
Pasando a una cinta que produce emociones más agradables o tibias, por así decirlo, "Diarios de una pasión" es un gran ejemplo de la agitación que sufre el espectador al verse envuelto en un drama-romance donde la alegría y el amor dominan por completo desde el inicio de la película. En la serie de escenas donde los dos protagonistas comienzan a interactuar y a conocerse, se experimenta alegría al ver cómo esta chica de la alta sociedad americana baja sus barreras y se encariña con un jóven obrero que lo único que está ofreciéndole es su persona misma. Mientras se desenvuelve este romance, una escena en particular sorprende al espectador: aquellos enamorados pelean a tal grado que deciden no verse más, una vez arrepentidos tratan de solucionarlo pero ya es demasiado tarde, ella debe irse a su ciudad natal y el se tiene que quedar en el pueblo al que pertenece. Aún cuando la tristeza pueda dominar por un momento al espectador, la escena del "regreso" donde ambos se miran fijamente y reafirman los sentimientos del pasado, culmina la película inundando de amor al que recibe estas imágenes. Es esa suerte de sensación que todo el mundo relaciona con mariposas en el estomago y una sonrisa imborrable de cada rostro.
En otro hemisferio de emociones, la cinta titulada "SAW: El juego del miedo" provoca, en cada escena de tortura y sufrimiento, una fuerte presencia de temor y temor reverente incluso en todo aquél que las observa. Las víctimas son torturadas en formas brutales e inimaginables, donde el titiritero de ese show busca que cada una de ellas reflexione sobre lo que está haciendo con su vida. Escalofríos y sobresaltos es lo único que experimenta el espectador durante la mayor parte de esta cinta, aún así, la presencia de agresividad en su mente es inevitable pues está presenciando tal nivel de brutalidad en la pantalla que es imposible que no se altere y comience a traducirlo en agresiones verbales en contra del que considere responsable. Al relacionar estas escenas con la realidad contextual en la que el espectador vive, puede envolverlo un estado de sumisión completa pues se entiende que situaciones así pueden pasar en el aquí y ahora, una manifestación sumisa es lo único que le queda.
Bibliografía:
"Psicología. La ciencia de la mente y la conducta." R. Gross. 4ª. Edición, 2007. Editorial Manual Moderno. Ciudad de México, México.
domingo, 14 de febrero de 2010
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Excelente entrada. Por favor, cuando incluyan información copiada textualmente anótenla entre comillas y refieran inmediatamente la fuente de consulta. Sugiero distinguir con negrillas la teoría, de sus reflexiones. Calif. 10. Saludos, Blanca
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